Lo primero a tener en cuenta es que, a la hora de caminar, todos somos pronadores y supinadores, ya que el pie va realizando movimientos en sus articulaciones para adaptarse al terreno y poder soportar el peso.
En la mayoría de los casos cuando el pie contacta con el suelo lo hace con la zona externa del talón, es decir, en supinación, y progresivamente va trasladando la carga hacia la zona interna del pie para terminar despegando por el primer dedo, es decir realizando un movimiento de pronación. Por lo tanto, la biomecánica del pie es un poco más compleja que decir que el pie prona o supina.
¿Qué es la pronación?
Cuando hablamos de pronación, nos referimos al movimiento por el que el pie tiende a trasladar la carga hacia la zona interna del mismo, es decir, se desplaza hacia dentro. La pronación es necesaria a la hora de caminar, el problema está en tener un exceso de dicho movimiento lo que puede llegar a generar lesiones.
¿Qué es la supinación?
Es el movimiento contrario a la pronación, es decir, el traslado del peso corporal hacia el lado externo del pie desplazando éste hacia fuera. Un exceso de supinación también produce lesiones musculares y ligamentosas y reduce la capacidad del pie de adaptarse al terreno y absorber impactos.
Métodos de prevención
Lo idóneo es realizar un estudio de la pisada para conocer bien cuál es nuestra posición global del pie, acudiendo al especialista en dicho tema. A la hora de elegir un calzado, el podólogo es la persona que mejor nos puede indicar que comprar.
Si tenemos alguna alteración biomecánica, es recomendable comprar zapatillas neutras, y si fuera necesario realizar alguna corrección, hacerlo a través de plantillas personalizada
Si necesitas más información, realizar un estudio de la pisada o unas plantillas personalizadas, nuestro servicio de podología está a tu disposición.
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