Los millones de aficionados al ciclismo saben que este duro y apasionante deporte no es solo cuestión de piernas.
A la constante sucesión de flexión extensión de las articulaciones de la rodilla, cadera y tobillo, se suma la estabilidad del tronco-abdomen, la zona lumbar y, en menor medida, de movimientos de cuello en extensión junto a unas acciones de amortiguación de la muñeca y el brazo. Es decir, toda una serie de estructuras corporales serán causantes de que nuestra actividad sea más o menos eficaz.
La repetitividad de los gestos asociados al pedaleo, las posturas sobre la bicicleta, la velocidad y la superficie de la práctica (asfalto o montaña) hacen que el ciclismo no esté exento de lesiones.
Así, una posición incorrecta en la bicicleta, una altura inadecuada del sillín, una longitud exagerada de las bielas, las alteraciones anatómicas del propio ciclista, o una mala postura sobre el manillar, entre otros factores, pueden producir desde ligeros dolores posturales hasta lesiones de mayor entidad.
En muchas ocasiones, para evitar molestias en los isquiones es necesario bajar o adelantar el sillín de la bicicleta, el ajuste de las calas puede ser clave para evitar una lesión de rodilla, o subir el manillar de la bici puede ser determinante en el confort y el rendimiento.
Las lesiones traumáticas constituyen la mayoría de las lesiones del ciclista y pueden afectar a cualquier región anatómica en forma de fisuras, fracturas, luxaciones, etc.
La localización más común de las lesiones traumáticas derivadas de caídas es en los miembros superiores: codo, muñeca y clavícula son generalmente las articulaciones más dañadas.
Al igual que las fracturas en costillas, más corrientes en mayores de 40 años.
Y en las piernas, la rodilla es la que más daño sufre.
Las cervicalgias (dolor de cuello),
Las dorsalgias (dolor a nivel dorsal)
Las lumbalgias (dolor en columna lumbar)
Tienen como causa la sobrecarga asociada a una postura o posición inadecuada en la bicicleta.
Pueden deberse a múltiples factores:
Una distribución anómala de los pesos por tener el sillín adelantado.
Una posición retrasada del sillín, que causa un aumento de la curvatura lumbosacra y, por ende, un aumento de tensión lumbar.
Una altura inadecuada del sillín, puesto que si está alto puede generar una hiperextensión de la zona lumbar y dolor.
Una distancia mayor de lo normal entre sillín y potencia, sobre todo, si existe un descenso de las manetas del freno.
Una longitud no adecuada del manillar, que se traduce en dolor.
Bielas demasiado largas.
Una posición demasiado erecta que, aunque en principio relaja, puede provocar una comprensión de los discos intervertebrales generando lumbalgia.
La utilización de desarrollos largos, que causan alteración en el golpe del pedal.
En Centro Clínico Uniom tenemos profesionales esperando para poder ayudarte.
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